
Como un acto natural supe que tenía que fotografiar a mis hijos, algo que no podía dejar de hacer en mi vida. Observandolos me encontré con los recuerdos de mi propia infancia, unidos o diferenciados por el paso de solo veinte años.
En mis hijos y en nuestra entrañable vida en común, a veces difícil, ayudó la fotografia a salir a flote, a transformar momentos miserables en sanas victorias gráficas. Otras veces la fotografía se volvió un refugio para guarecernos de violencias. En nuestro mundo fotográfico hubo siempre paz y compresión.
http://www.lamujerdemivida.com.ar/index.php?option=com_content&view=article&id=318
Esta foto y lo que escribiste me provocaron un gran impacto, es extraño lo que me produce, no lo sé explicar... bueno, vos lo hiciste muy bien. Tu rostro lo dice todo. Es hermosa porque se comprende todo solo viéndola, como si te conociera.
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