
BAÑO COMPLETO - MUY LUMINOSO
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Por la pasarela pasan mujeres con atuendos demasiado elegantes, el desfile sucede en una casa estilo francés en pleno centro. Está repleto de señoras perfumadas con pelos subidos con mucho spray; no faltan dos niñas que imitan las formas de los mayores y pasan con aires dándole vuelta la cara a las personas comunes.
A la mañana estuve en el hospital, me tocó hacer fotos de señoras con cáncer que como pasatiempo a sus sesiones de quimioterapia pintaban cuadros. Un taller de pintura desde la cama. Preparaban una exhibición que llevaba el nombre: ¨En dónde quiero estar?¨. Me asombró la calidad de pintura aficionada, paisajes con flores a lo Van Gogh, pinceladas en mínimos puntitos, caras de cristos con ojos lagrimosos, frentes de iglesias blancas con paz. Creí ver en las pinturas los recuerdos que estas personas tendrán de sus pueblos y sentí lo fuerte de sus imaginaciones paradisíacos de esos otros tiempos. Pero lejos de las otras señoras, las del desfile, estas almas se notaban acompañadas o queridas, sonreían, había alivio saliendo de sus caras.
Miro mi papel de testigo de vidas, de mirona de crecimientos, de observadora de decadencias, de centinela de logros, de buscadora de pleitos a sueldo.
Un director de cine me habla de una película donde el protagonista participa en una escena de sexo oral en su propio cuerpo contorsionado.
Un cocinero coqueto me muestra su colección de discos de rock´roll.
En un comedor comunitario un mitad lingera mitad preso fugado intenta arrebatarme la cámara porque no quiere salir en la foto.
Más tarde me enfrento a unos platos de una comida que dice llamarse exótica. En el restaurante de Palermo entre mis ojos y el enorme plato blanco se levantan victoriosas dos rodajas bien gruesas de lomo de ñandú. Le pregunto al cocinero: cómo puede ser? cuándo sucedió esto? Que una tajada de ñandú se encuentre en un plato, quién la trajo? quién lo mató ? Me cuenta fresco que hay criaderos de ñandúes que viven un año y medio y luego sirven para comerlos.
Me sobrevuela un pensamiento suicida de no querer formar parte de este mundo.
En la pizarra colgada arriba del bar se lee: sándwich de yacaré. Me imagino el futuro de góndolas de supermercado abarrotadas de fetas de yacaré prensadas en folios al vacío. Trato de comparar con el pollo y la vaca y en lo fácil que se me hace masticar un huesito o una alita y siento que no es lo mismo, aunque con objetividad sea lo mismo.
Subo escaleras de iglesias casi a oscuras. Los cristos y santos descansan de las insaciables miradas de ojos llenos de promesas y pedidos. Me gusta inclinarme a sacarle fotos a los santos, no sé porqué veo vida en estos seres quietos.
Otras veces señores me entregan verdades sin peros; intelectuales juegan a sorprenderme con sus decires claros, músicos me deleitan el aire con canciones.
Miro, veo y disparo. Tiene sentido? No tiene sentido? Me pregunto y me contesto sin parar. Acompaño con mi mirar infinidad de muestras de vidas mientras la mia vive.
Su experiencia lo hace tomar aire y acceder, sabe que atender a la prensa, dar las notas, mostrarse sociable y cordial es la manera que le toca desde aquí por un pequeño lapso, hasta que por lo menos la película dé unos pasos y se convierta de vuelta en su última película, y con el correr de los meses se vuelva vieja y más acorde con todas las ya hechas y haga el traspaso de pantalla grande con pochoclo a caja de dvd expuesta en videoclub.
La última obra parece siempre la mejor, para el creador tiene todo lo que las anteriores no tuvieron, así se vuelve altivo por haber aprendido y en su forma de actuar se detecta su presumida comodidad.
Esta vez presenta una película minimalista. Se dejó llevar por los recursos meramente fotográficos, la luz, los fondos, las formas que hace en el tiempo la música, usando lo mínimo indispensable para filmar la escena del viejo, que es viejo en la realidad también y casi no actúa sus desequilibrios, sus torpezas, sus endurecimientos y sus dificultades reales.
CS director, con los años se ha empequeñecido, su cuerpo fibroso no parece el mismo que tuvo la última vez, que estuvimos en esta misma situación, cuando presentó su última película, la anterior, que se alquila hoy en los dvd clubs.
_¨Mi película está basada en el tiempo, en la vida que pasa a ritmo real, por supuesto como todas mis películas es auto referencial. La relación entre un padre y un hijo unidas por la música. En mi vida el piano que hay en casa fue un elemento de conflicto, era el piano que mi hijo tocaba cuando vivía con nosotros pero que no pudo llevarse cuando se fue, y ahí hubo una situación no muy feliz, pero por supuesto el piano quedó en casa, lo tengo yo. Mi padre era violoncelista y mi hijo es pianista, existe entre él y yo una relación a veces de competencia, los dos somos creadores. La relación con mi padre fue estándar, no muy afectiva, pero como siempre a su muerte afloraron en mí todas esas culpas que salen siempre cuando los padres se mueren. La película que se llama hoy La Ventana fue cambiando de nombre a lo largo del rodaje: es la espera de un padre por la llegada de su hijo desde España para poder finalmente dejarse morir. Lamentablemente el cine es muy narrativo, traté de que sea lo menos posible. A veces esta espera está contada en tiempo real y fue difícil mantener la calma, la ansiedad de que algunas escenas duraran por lo menos dos minutos sin que parezca que nada pasa, respetando el tiempo real de la vida.¨